El vestido verde y la importancia del vestuario en el cine.
En el año 2008. La revista Times elevo el vestido verde que lucía Keira Knightley como Cecilia Tallis en “Expiación” (2007) a la categoría de “El mejor vestido del cine.”
Habría desbancado de esta forma a dos grandes mitos del Hollywood clásico; a Marilyn Monroe con su icónico vestido vaporoso color crema que se elevaba en las rejillas del metro en “La tentación vive arriba” y a Audrey Helpburn con el glamouroso vestido negro de Givenchy de “Desayuno con diamantes”.
Keira Knightley de esta forma pasaba a convertirse en un referente de estilo de la moda del siglo XXI, convirtiéndose también en la imagen de Chanel.
El traje, un espectacular satén verde esmeralda, además de definir perfectamente la personalidad de Cecilia, encuadraba el periodo de los años 30 y 40 en los que la película tiene lugar.
Todos los vestidos de Cecilia fueron diseñados por Jacqueline Durran, que anteriormente había ganado una estatuilla de vestuario por en “Orgullo y prejuicio”. En esta ocasión fue nominada pero no gano el Oscar.
A pesar de que todos los modelos de la película estaban cuidadosamente elaborados y cuidados, Jacqueline Durran tuvo que prestar especial atención a este vestido ya que el estilo y la forma eran fundamentales para retratar el carácter del personaje debía poder presagiar cambios posteriores en la película.
Fue el propio director de la película, Joe Wright el que superviso todo lo relacionado con el traje; el color, el corte, la silueta y como debía funcionar el movimiento en cada plano.
Para Wright, la importancia del diseño radicaba en que el espectador debía recordar este modelo porque era el vestido que la protagonista llevaba la noche que cambió su vida, y es el momento que la película cambia de tono.
Un diseño de estas características no es fruto de la casualidad ni surge de una inspiración momentánea. Hay un proceso cuidadoso y elaborado que precede a la creación.
Por una parte el vestido debía evocar las ideas de la juventud, la alegría, la tentación y la sensualidad pero debía hacerlo de una forma elegante, demostrando que Cecilia pertenecía a una familia adinerada y aristocrática.
La elección del color del vestido es primordial. El verde “rabioso” evoca connotaciones de riqueza y aristocracia al representar la piedra esmeralda. El tono verde también representa la envidia de la hermana de Cecilia, Briony, enamorada de Robbie, el amante de su hermana. La diseñadora, Durran, consideraba que el verde era una buena elección para mostrar “la tentación”, tema que está pendiente durante toda la escena en la que la protagonista lleva el diseño.
Fue un maestro tintorero de Londres el que creó en más de 100 metros de seda ese color tan particular (o colores como veremos) mezclando tres opciones de vestidos verdes seleccionados. Uno de ellos de seda verde otro de organza verde y negro y otra de seda. Con las tres muestras combino para crear el nuevo diseño.
El vestido durante toda la película parece cambiar de color y es que realmente cambia. La actriz no lleva siempre el mismo vestido. Lleva la combinación de cuatro diferentes. En un primer momento aparece un verde muy brillante cuando Cecilia abre la puerta a su amor secreto. Este brillo refleja la ansiedad al enfrentarse a Robbie. En la escena de sexo en la biblioteca el color del vestido es más oscuro, mas color selva.
Con respecto al corte y la tela del vestido. El director se basó en las páginas de la propia novela de Ian Mc Ewan en las que describía las sensaciones de la protagonista con el vestido. “Cecilia sentía la caricia de la seda de su falda, sintiendo su elegancia y como se resbalaba sobre el tejido. La imagen de la joven frente al espejo era la de una sirena en la que la tela formaba parte de sus movimientos. Parecía como si se encontrara nadando bajo el agua.” Así tenía que ser el modelo que luciera Knightley.
Para que el modelo funcionara la parte de la falda tenía que tener un amplio dobladillo que se moviera bien en todos los planos. La actriz tendría que tirarse al suelo y levantarse y para ello había que probar cada una de las tomas.
Además del movimiento, la protagonista tenía que mostrar cierta desnudez para lograr una amplia sensualidad. Eso solo se conseguía con una tela fina y suelta de cuerpo.
Se probaron unas decenas de vestidos, algunos de ellos tenían tan fina la tela que creaban arrugas en ciertas posiciones, otros se rompían ante el menor movimiento.
Finalmente se creó un modelo de vestido con cuatro variaciones que aunque no era propiamente de los años 30, ya que tenía detalles de los 20, encajaba plenamente con las descripciones que se relataba en la novela. El vestido tenía aberturas diferentes según el plano y los movimientos de la actriz.
No solo el vestido fue estudiado con todo detalle, el maquillaje y los complementos también fueron analizados con detenimiento.
El maquillaje de Knightley tenía que evocar también la época, pero el rímel profundo y el esmalte rojo fuerte harían parecer mayor a la actriz con lo que se decidió suavizar el maquillaje para hacerlo muy tenue.
Sin embargo con los complementos no se escatimo lo más mínimo. Las estrellas de diamante que aparecen en el pelo y caen en la alfombra son de Chanel, joyas de 18 kilates de oro blanco que alcanzan un precio de cerca de 5.000€- La pulsera también es diseño de Chanel de 18 kilates y diamantes “Cosmos” Watch.
Finalmente los zapatos son sandalias de “Vidalia” cuero de jaula con ajuste de lentejuelas hechos a medida.
El resultado es un vestido que logra perfectamente tanto estética como emocionalmente el resultado buscado. Y que funciona!
El vestido se encuentra expuesto actualmente en el museo de Universal Studios de Hollywood.
Nos quedamos con la escena que ha convertido el vestido de Marilyn Monroe como el màs caro del mundo, vendido en 2011 por 4.5 millones de $