La ciudad perdida de Cecil B. DeMille.
Una esfinge completa es el primero de los tesoros exhumados en el desierto de Guadalupe, a 260 kms de Hollywood en lo que se ha llamado “La ciudad perdida”.
Las excavaciones no corresponden ruinas egipcias, son los restos del monumental decorado que se construyó en 1923 para la película muda, en blanco y negro del mítico director Cecil B. DeMille, “Los Diez mandamientos”.
La historia de “La ciudad perdida” comenzó hace 92 años, cuando el legendario director de cine DeMIlle se disponía a rodar la el proyecto cinematográfico más ambicioso y popular hasta el momento. “Los diez mandamientos”. Para el rodaje, el realizador contó con un presupuesto de 1,48 millones de dólares. A pesar de que la productora puso en riesgo la empresa, la epopeya bíblica batió todos los records posibles de taquilla, permaneciendo en los cines de Estados Unidos durante más de un año.
Se escogieron las localizaciones en una zona desértica en la costa central de California. El abultado presupuesto de la producción histórica incluía la realización de un decorado que representaba un paisaje de ensueño egipcio. El decorado estaba formado por veintiuna esfinges gigantes alineadas formando una ruta al templo de 800 metros de ancho y 120 metros de altura. Las figuras y el resto del paisaje se construyeron en Los Ángeles y fueron transportados pieza por pieza a Guadalupe, donde se encontraba el equipo de rodaje.
Según cuenta la leyenda, después de realizarse la filmación, el conjunto era demasiado caro para transportarlo y demasiado valioso como para dejarlo a los cineastas rivales. Se decidió, entonces, cavar una zanja y enterrarlo en pleno desierto. El equipo de Paramount mantuvo en secreto el lugar donde se enterrarían los restos.
Las esfinges y la puerta del templo han permanecido enterradas durante nueve décadas y durante muchos años olvidados. Hasta que en 1983 un grupo de aficionados al cine, guiados por una pista críptica encontrada en la autobiografía póstuma de DeMIlle localizaron los primeros restos en el desierto de Guadalupe. Durante casi veinte años cineastas y arqueólogos han intentado recaudar dinero para las excavaciones. En el año 2012 una cabeza de yeso de una esfinge fue exhumada pero se terminó el dinero destinado a las obras.
En octubre de 2014 una de las esfinges ha visto la luz. Arqueólogos profesionales están llevando a cabo la original excavación.
La recuperación del conjunto está unida a uno de los más grandes personajes de la historia de Hollywood, Cecil Blount DeMille. El director y productor, hoy casi olvidado, no llevo una vida menos sorprendente de lo que fueron los espectáculos que se convirtieron en su marca como un productor de cine y director.
La impresionante carrera del realizador coincidió con el principio y la edad de oro de los estudios de Hollywood. Sus producciones formaron parte del revolucionario y poderoso entretenimiento de masas. Su extravagante y barroca forma de crear entretenimiento colaboraron en que se creara un modelo de consumo que influyó profundamente en las costumbres americanas contemporáneas.
DeMille cabalgó entre dos siglos lo que le hizo evolucionar y desarrollar un estilo visual muy pictórico que le llevó al éxito en taquilla durante varias décadas sucesivas. Fue el único capaz de realizar películas que aseguraran récords de taquilla y eso le valió el título de «El señor de Hollywood.»
DeMille nació en Ashfield, Massachusetts, el 12 de agosto de l88l. Hijo de un dramaturgo descendiente de inmigrantes holandeses y de una descendiente de familia judía. Estudió en el Colegio Militar de Pensilvania. A pesar de que era un buen estudiante, decidió seguir los pasos de su padre y su hermano, dedicándose a la carrera teatral. Se formó en Academia Americana de Arte Dramático
Tras su graduación en l900, DeMille trabajaba como actor en una compañía con la que viajó por Estados Unidos. A pesar de que le gustaba la actuación, lo que de verdad le gustaba era escribir y producir.
Fue en 1913 cuando decidió dar el salto. Lo hizo con la creación de una empresa para producir adaptaciones cinematográficas de los éxitos de teatro y vodevil. Contaba por entonces con 30 años. La empresa la fundaron entre De MIlle, Jesee L. Lasky, un productor de espectáculos, Samuel Goldfish (mas tarde Goldwyn) y Arthur un conocido de ellos.
“El prófugo”, The Squaw Man, fue el primer lanzamiento de la compañía a la que siguieron otros muchos títulos de obras de teatro llevadas al cine.
Durante estos años, DeMille trabajó a un ritmo vertiginoso en el estudio de Los Angeles. Supervisaba todas las producciones en el estudio, además de dirigir personalmente unos pocos títulos. Su papel de productor abarcaba la asignación de un el director de una película y la supervisión general de los presupuestos, los horarios de rodaje, y la copia de distribución final.
En tan solo un año, DeMille había amasado una plantilla de cinco directores, cinco cámaras y ochenta actores. Un año más tarde, en 1914 la empresa de De Mille adquiriría los derechos de las obras de teatro más famosas de Broadway para llevarlas al cine. Además se negoció con Paramount Pictures para la distribución de sus películas.
Entre los éxitos cosechados por la productora de De MIlle, destaca “El tramposo” (“The cheat”) un melodrama acerca de la relación interracial protagonizado por Fannie Ward y Sessue Hayakaa un film realmente controvertido para la época.
http://www.youtube.com/watch?v=zRo-e28MqN8
La película se convirtió en la primera de renombre internacional que hizo famoso a De Mille en el mundo entero.
A partir de ese momento las películas de De Mille empezaron a crecer en presupuesto lo que le llevo a reducir el número de estrenos al año.
En 1916 la empresa de Lasky y DeMille se fusiona con la Paramount Picture de Zukor. Uno de los puntos que Zukor consideró interesante a la hora de la fusión fue el talento como director y el gran activo que era Cecil B. para la empresa. Zukor posteriormente adquiriría la mayoría de la empresa creada.
Con la llegada de DeMIlle, la Paramount se convirtió en la “productora del director”.
Parte de la estrategia deliberada de DeMille en el establecimiento del culto del director de cine era un estilo de vida extravagante y muy publicitado. Compró una casa estilo colonial español. Adquirió una finca con varios cientos de hectáreas y construyó un rancho llamado Paraíso. También adquirió un yate, en 1921, como escaparate de su éxito.
Una de las frases más famosas del director, es el consejo que le dio a Paulette Goddard cuando comenzó su carrera. «Nunca vayas por la calle ni siquiera a tirar la basura, sin estar vestida y arreglada hasta los dientes.”
De MIlle era un gran experto en la creación y explotación de su propia persona. Mientras otros ejecutivos del cine posaban de forma convencional con traje y corbata, DeMille lo hacía con el cuello de la camisa blanca desabrochada, con un aura mucho más romántica. Sus extravagancias a la hora de vestir, le llevaron a hacerse un set de trajes de lo más original. Acostumbraba a vestir con polainas, pantalones de montar, una camisa con el cuello abierto, un silbato de plata, y un sombrero a lo Louis XV.
Además de su original imagen, a medida que sus producciones se hicieron más fastuoso, él mismo se rodeó de un séquito que le acompañaba a todas partes, incluyendo un productor asociado, agentes de prensa, los ayudantes de guión, una secretaria, un ayudante de dirección, ayudante de micrófono, y una persona que le llevaba la silla.
Su oficina era un lugar que impresionaba a todos los visitantes; ventanas góticas, alfombras de piel, armaduras, casos de recuerdos, bocetos y pinturas de producción, y un enorme escritorio tallado.
De Mille fue un defensor a ultranza del papel del director en el cine. La Paramount gracias a su influencia llegó a convertirse en “la productora del director”. Los actores ya no tenían que ser estrellas consagradas, Un famoso director podía convertir desconocidos en estrellas del celuloide.
En la época de cine mudo anterior a la primera guerra mundial, DeMille experimentó con muy diferentes géneros cinematográficos. Hizo westerns, comedias, melodramas domésticos, epopeyas históricas, y películas de guerra.
Después de la guerra, se adaptó a las nuevas necesidades produciendo comedias sexuales y melodramas, historias sobre el estilo de vida de los ricos orientado a las crecientes expectativas de la clase media en una economía de consumo masivo. Varias de estas películas contenían secuencias espectaculares que contribuían al aumento de los costos de producción, pero deleitaban al público que adoraba este tipo de cine. A medida que la «ética de consumo» se fue apoderando del ánimo del país, la «nueva mujer» se convirtió el símbolo de la nueva sociedad. El “Sex Appeal” llego hasta el cine llenando una nueva era de historias inteligentes y comedias sofisticadas «.
La primera de las películas de esta nueva forma de vida es “ Old Wives for the new”
http://www.youtube.com/watch?v=CD53hWdewZ8
La película contaba historias modernas de interés humano. Esta primera historia abrió el ciclo de comedias sexuales que tendrían su momento más brillante, posteriormente, en las películas del Enrst Lubitsch.
“Los diez mandamientos”, (1923) supuso un antes y un después en las relaciones entre DeMille y su productora. Durante el rodaje, las relaciones entre ambos llegaron a su momento más tenso. El presupuesto de la película no paraba de crecer. Escenarios costosos, y gastos añadidos (el director quería filmar en parte en color) llevaron a Zukor a poner restricciones de presupuesto a uno de sus directores favoritos. A pesar de esta experiencia, el director realizó “Rey de Reyes” con un coste Costó 2.000.000$, una cifra realmente astronómica para 1927 lo que creo una crisis en la productora que casi le lleva a la bancarrota.
Cuando llegó el sonido, DeMIlle fue capaz de reinventarse, lo hizo con la ayuda de Mary Pickford en “El signo de la cruz” La película se convirtió en un éxito comercial en su estreno convirtiéndose en el primero de numerosos espectáculos históricos con el sello del director en el período de sonido.
A pesar de que críticos de la época consideraron que el director perdió calidad con la llegada del cine sonoro, son las producciones de esta etapa las que más han transcendido en la actualidad. “Cleopatra”(1939), “Sansón y Dalila”(1949), “El mayor espectáculo del mundo”(1952) (por la cual ganó el premio Óscar a la mejor película) y por supuesto la nueva versión de “Los diez mandamientos” protagonizada por Charlton Heston. (1956)
Como director, DeMille era incapaz de delegar autoridad, no dejaba nada al azar supervisando personalmente los detalles tales como la selección de miles de extras y los animales para sus espectáculos. Era incansable incluso cuando se encontraba enfermo.
En 1954 sufrió un ataque al corazón durante el rodaje del remake que realizó él mismo de “Los diez Mandamientos” en Egipto. A pesar de que le aconsejaron que abandonara la producción de inmediato se negó a cortar el rodaje y terminó la agotadora labor que costó cuatro meses,
Para DeMille, ser director de cine fue lo que le dio sentido a su vida.
Su carácter controvertido, mujeriego y autoritario y sus últimos años en los que tuvo un serio enfrentamiento con John Ford y otros directores por la famosa “caza de brujas” fueron determinantes para que en a su muerte en 1959 cayera en el olvido. Los críticos a su muerte consideraron que había terminado una nueva etapa “ DeMillenium” había finalizado.
DeMille dejó un legado monumental al ser iniciador del concepto del cine comercial de gran éxito, concepto que ha prevalecido entre muchos directores de Hollywood que llenan las arcas de las productoras de Hollywood del siglo XX y XXI
Nos quedamos con las imágenes del la ciudad perdida de DeMille.
Bibliografía.
– Sumiko Higashi – Cecil B. DeMille: “ Una guía para la Referencia y Recursos
– Los Angeles Time. http://www.latimes.com/local/la-me-1018-sphinx-dunes-20141018
– http://sensesofcinema.com/2013/great-directors/cecil-b-demille/;